Cocina cubana en Miami: Tradición que se reinventa

Cocina cubana en Miami: Tradición que se reinventa

Cuando se habla de la identidad de Miami, pocos elementos culturales son tan palpables y sabrosos como la cocina cubana. Desde las ventanitas que venden café con leche y croquetas hasta los restaurantes de alta cocina que reinterpretan clásicos como el lechón o el arroz congrí, la gastronomía cubana no solo está presente: está dominando la escena culinaria de la ciudad. Pero lo interesante del momento actual es que ya no se trata solamente de tradición; lo que vivimos es una revolución creativa con sello cubano.

Durante décadas, la comida cubana en Miami fue sinónimo de lo clásico: Versailles, La Carreta, Islas Canarias. Estos lugares consolidaron la idea de lo cubano como comida casera, generosa y nostálgica. Pero a partir de la segunda y tercera generación de cubanos en EE.UU., algo cambió: jóvenes chefs comenzaron a ver la cocina como una plataforma para la innovación cultural, mezclando raíces con técnicas contemporáneas.

Ejemplo de esto es Michelle Bernstein, chef de ascendencia cubana-judía, ganadora del premio James Beard, quien ha reinterpretado sabores de su infancia en platos modernos en su restaurante Café La Trova. Este local, en colaboración con el mixólogo Julio Cabrera, ha sido reconocido a nivel nacional no solo por su comida, sino por crear una experiencia completa de nostalgia y modernidad con sabor cubano.

También están lugares como Sanguich de Miami, que tomó el humilde sándwich cubano y lo transformó en una obra gourmet. Aquí, el cerdo se cocina por más de 24 horas, el pan se hornea artesanalmente y hasta los pepinillos se hacen en casa. Este tipo de propuestas demuestra que la cocina cubana puede competir con cualquier tendencia global sin perder su esencia.

El fenómeno se extiende a los postres y las bebidas. En Azúcar Ice Cream Company, una heladería en la Pequeña Habana, se ofrecen sabores como “Abuela María” (helado de vainilla con galletas María, guayaba y queso crema), una oda moderna a los sabores de la infancia cubana. En cuanto a los tragos, el mojito, la canchánchara y el daiquirí han sido elevados por mixólogos que les añaden infusiones, bitters y técnicas de coctelería molecular.

La comunidad foodie de Miami ha respondido con entusiasmo. Críticos de medios como Eater Miami y Time Out han colocado restaurantes cubanos modernos entre los mejores de la ciudad. Además, chefs de otras culturas han comenzado a incorporar ingredientes o técnicas cubanas en sus menús, como el uso de mojo, yuca frita o plátano maduro en presentaciones inesperadas.

Los festivales gastronómicos también han jugado un papel clave. Eventos como el Croquetapalooza, el Calle Ocho Festival y el SOBE Food & Wine Festival ahora reservan espacios importantes para cocinas cubanas contemporáneas. Incluso en estos ambientes donde dominan marcas globales y chefs mediáticos, lo cubano tiene una presencia poderosa.

Las redes sociales han amplificado este fenómeno. En TikTok e Instagram, creadores cubanoamericanos como @ChefJoseA y @LaCubanaCooks comparten recetas con un toque urbano o internacional, viralizando platos como los tostones sliders, ropa vieja tacos o incluso sushi con plátano frito. Esta visibilidad está haciendo que jóvenes que quizás se habían alejado de sus raíces, ahora las redescubran por medio del sabor.

Y no se trata solo de Miami. Desde Tampa hasta Los Ángeles, pasando por Nueva York y Houston, los restaurantes cubanos están marcando tendencia. Pero es en el sur de la Florida donde esta transformación tiene su corazón palpitante, con una energía creativa que une abuelos, nietos y hasta turistas en torno a una mesa con mojo y música de fondo.

La cocina cubana de Miami no solo conserva lo mejor del pasado, sino que se atreve a jugar, a experimentar, a mezclar. Y en esa valentía está su secreto: sigue siendo tan profundamente cubana como siempre, pero lista para el mundo.


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